Aquel que escucha periódicamente a Mariano Closs sabe que el autor de "y va el tercero" no está feliz viendo a Scaloni al frente del seleccionado. No le gustan su juego, sus elecciones de jugadores ni cómo se expresa. Pero menos le gusta cómo llegó al seleccionado y lo dirige, sin tener antecedentes para hacerlo.

Después del empate con sabor a poco ante Paraguay volvió a castigarlo, y le pegó por el flojo funcionamiento y cuestionó si realmente hay un esquema de trabajo programado para lograr que el equipo se desarrolle.