Vestidos con camisetas de Chile, 150 personas ingresaron en masa a la sala de prensa perseguidos por la seguridad privada de FIFA que se encarga de evitar disturbios dentro de los estadios de las doce sedes mundialistas.

En medio de la corrida, los barras rompieron vidrios, paredes, plasmas y mesas en el sector de trabajo donde se encontraban periodistas de varios países del mundo, quienes no sufrieron ninguna agresión por parte de los fervorizados chilenos, y muchos ingresaron al estadio.

Los aficionados chilenos fueron detenidos por los responsables de la seguridad de FIFA y detenidos por la policía militarizada de Brasil que ingresó al estadio para mantener la calma en la previa al encuentro entre Chile y España.