La Selección Argentina dirigida por José Néstor Pekerman disputaba un amistoso ante Hungría en Budapest y el ahora entrenador de Colombia decidió mandar a la cancha por Lisandro López a un joven Messi de 18 años que ya cautivaba a propios y ajenos jugando para el Barcelona.

Con todas las expectativas puestas en él, Messi saltó al campo y enseguida pidió la pelota. Recibió un pase de Lucas Bernardi y fiel a su estilo, encaró para el arco en la primera que tuvo ante la pegajosa marca de Vilmos Vanczák, que lo agarró de la camiseta para frenar su embate.

Instintivamente, el rosarino se lo sacó de encima con la mano, y ahí llegó lo increíble. Porque el árbitro alemán Markus Merk pitó, aunque en lugar de cobrar sólo el agarrón del defensor local, entendió que el argentino le había pegado un codazo y por eso, ante la mirada atónita de un Messi incrédulo, le mostró la roja cuando todavía no se había cumplido siquiera un minuto de su ingreso.

El partido terminó 2-1 en favor de los argentinos, aunque el resultado terminó siendo una anécdota.

Aquella tarde de Budapest quedará marcada como el trunco debut de Messi en la Selección, que se vio empañado por un fallo que aún no termina de entenderse.