Un estudio de José Miguel del Castillo Molina (Lic. en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte) detalla varias maneras de entrenar para favorecer el bienestar del cuerpo y la salud de uno.

El licenciado afirma que si se quiere entrenar resistencia anaeróbica –esfuerzo de corta duración a una intensidad muy alta–, flexibilidad, velocidad, fuerza y especialmente potencia se rinde mucho mejor por las tardes (a partir de las 18.00 horas) y al anochecer.

Por la mañana la temperatura corporal está en su punto más bajo, contando con menor flujo sanguíneo. Por la tarde la temperatura del organismo sube, mejorando el rendimiento y disminuyendo el riesgo de lesión: los músculos están más calientes y flexibles. Del Castillo Molina destaca que si compite en cualquier modalidad, es importante entrenar a la misma hora de la competición.

En tanto, para conseguir resistencia aeróbica –capacidad biológica que permite mantener un esfuerzo prolongado a una intensidad media o baja–, el profesional manifiesta que hacerlo a una hora u otra no varía el rendimiento.

Por otro lado, para aumentar la masa muscular, uno debe entrenar especialmente a primera hora (antes del mediodía), o a última hora de la tarde. Las hormonas ayudarán a que logre su objetivo.

Si lo que quiere es perder grasa, del Castillo Molina recomienda hacerlo por la tarde, cuando nuestro metabolismo comienza a disminuir. Con el ejercicio lo aceleraremos haciendo que, además, sigamos consumiendo calorías incluso después de haber finalizado el ejercicio, a mayor ritmo que si entrenara por la mañana. Cabe destacar que la temperatura ambiente también influye. Cuanto más frío hace, a primera hora de la mañana o a última hora del día, más calorías se pueden quemar.

¿Qué otras ventajas obtendrá de entrenar a una hora u otra del día?

Para el licenciado, entrenar a primera hora le obligará a acostarse antes, pero generará más constancia y regularidad, será más difícil cancelar el entrenamiento por imprevistos y lo mantendrá activo todo el día. ¿La desventaja? Necesitará un calentamiento más largo y progresivo por llevar tantas horas inactivo.

En caso de trabajar por las mañanas y tener ocupaciones familiares por las tardes, el mediodía es el momento ideal, según el profesional. Claro está que para ese momento del día será clave la voluntad personal.

Por las tardes se tiene más fuerza y es más difícil lesionarse. Se está más despierto y libera el estrés acumulado durante todo el día. Eso sí, uno tendrá mayor cansancio físico después de su jornada de trabajo.

En tanto, para el licenciado la noche es la hora menos recomendable para entrenar. La adrenalina que se genera con el ejercicio (que conlleva aumento del ritmo cardíaco) puede causar insomnio en algunas personas (ya que el cuerpo tarda en recuperar la calma). Además, un escenario podría afectarlo psicológicamente: si acostumbra a entrenar al aire libre, la falta de visibilidad provoca inseguridad.

A pesar de todos los datos entregados, y como la mejora en rendimiento es mínima (0,8% según algunos estudios), la recomendación de José Miguel del Castillo Molina es hacer ejercicio cuando más cómodo le resulte según sus propias circunstancias (estudios, trabajo, familia…), y en aquel momento en el que sepa que no va a fallar.