Si bien el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, está obsesionado con lo que él llama el peligro de las"fake news" (noticias falsas) sobre su persona- que  usualmente no suelen ser noticias falsas sino que no son de su agrado-; lo cierto es que las formas en que suelen utilizarse las redes sociales sí contribuyen a que se comparta cada vez más información no chequeada, e incluso falsa. 

Según el trabajo llevado a cabo por investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), las noticias falsas tienden a compartirse más en estas plataformas de interacción que las informaciones corroboradas y en el caso de Twitter suele darse que las falsedades son “retuiteadas” -compartidas- un 70 % más que las verdades.

La indagación, realizada por tres investigadores del MIT, se basó en el análisis de las publicaciones verdaderas y falsas que habían sido verificadas por seis organizaciones independientes de comprobación de contenidos. Así, observaron un total de 126.000 tuits, entre 2006 y 2017, y que habían sido compartidos por un total de 3 millones de personas alrededor de 4,5 millones de veces.

Y a pesar de la cada vez mayor presencia de los usuarios robots, el estudio destaca que las noticias falsas suelen tener mayor difusión a partir de usuarios comprobados que muchas veces las comparten de forma irónica o para dar un mensaje distinto, lo cual no evita sino que contribuye a su propagación.

El informe publicado en la revista Science destaca que las noticias falsas viajan por redes sociales de forma “más rápida, más lejos, más profunda y en un marco más amplio” que las noticias de verdad. Los efectos fueron más pronunciados en publicaciones relacionadas con hechos políticos, más que aquellas asociadas al terrorismo, los desastres naturales, la ciencia, las leyendas urbanas o los datos financieros.

Además, los perfiles difusores de contenido falso tenían “significativamente” menos seguidores, eran menos activos y menos verificados y llevaban en Twitter menos tiempo. Los expertos se inclinaron por la “hipótesis de lo inusual”, es decir por que el contenido de estas falsedades era más novedoso que el de la verdad y fue esto lo que le valió más difusión.

El informe cifra en 60 millones el número de cuentas de usuarios individuales en Facebook y en 48 millones en Twitter que utilizan estos generadores de noticias falsas para replicarlas automáticamente, según recogió la revista Science.

(EFE)