El Kepler 2, desarrollado por la NASA para buscar exoplanetas habitables, tomó imágenes de un sistema en plena desintegración, que gira alrededor de una estrella muerta, o enana blanca, ubicado en la constelación Virgo, a 570 años luz de nuestro planeta.

Una vez analizadas las imágenes, los astrónomos consideran que, por primera vez, pueden ver en ellas lo que es el destino final de nuestro Sistema dentro de unos 5 mil millones de años: los restos desintegrados de los planetas que girarán en derredor de un Sol muerto.

"Estamos viendo un sistema destruyéndose, algo que ningún ser humano ha visto antes" y que prefigura "cómo nuestro propio sistema solar podría ser destruido en el futuro", explicó el jefe del equipo científico, Andrew Vanderburg, quien explicó el proceso que derivó en lo que reflejan las imágenes tomadas por el Kepler.

La muerte de la estrella desestabilizó la órbita de un planeta masivo cercano, de manera que los mundos rocosos más pequeños fueron empujados peligrosamente hacia la estrella; así, el calor abrasador comenzó a vaporizarlos, mientras que las fuerzas gravitatorias los descompuso.