El primer entorno virtual asistido por computadoras de la Argentina fue desarrollado por investigadores de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN)y permitirá entrenar a profesionales de actividades riesgosas como técnicos de pozos petroleros, operarios de retroexcavadoras, tripulantes de submarinos o cirujanos.

Este desarrollo, conocido por su sigla en ingles CAVE (Computer Assisted Virtual Enviroment), es un cubo de tres metros de lado en cuyas paredes y piso proyectan en 3D los distintos entornos a simular, y es coordinado con un sistema de sonido que emite los ruidos habituales en ese escenario, mientras que un sensor captura los movimientos del usuario y le permite interactuar con la plataforma simulada.


Esta tecnología comenzó a ser desarrollada hace dos décadas por empresas estadounidenses que las comercializan a un coste unitario superior a los diez millones de dolares, mientras que los investigadores del Instituto Pladema del campus de UNICEN en el partido bonaerense de Tandil construyeron un prototipo con un aporte de 500 mil pesos de la Secretaria de Políticas Universitarias (SPU).


Un equipo de once investigadores del Media Lab de Pladema trabajó durante ocho meses en el diseño, programación y construcción de la primer CAVE argentina, a la que bautizaron Rubika en referencia a las numerosas posibilidades del cubo Rubik.


La CAVE (en inglés también significa cueva) es una habitación que permite simular cualquier entorno que se le programe, como el pozo 153 del yacimiento de Vaca Muerta, que fue recreado hasta en sus mas mínimos detalles y permitirá entrenar técnicos y estudiantes de ingeniería en las tareas que habitualmente se desarrollan allí, sin la necesidad de trasladarlos hasta el lugar y reduciendo riesgos de accidentes para el personal o para el funcionamiento de la plataforma de extracción.


A partir del éxito de prototipo, la SPU aprobó una inversión de más de siete millones de de pesos para que nueve plataformas de la segunda generación de Rubik, cuyo diseño incluirá varias mejoras en base a la experiencia de los usuarios con el prototipo, sean instaladas en cada una de las universidades nacionales con carreras vinculadas a la industria petrolera.


En el mismo sentido, el Ministerio de Educación analiza una inversión de cerca de 45 millones de pesos para que variantes de estas plataformas y simuladores sean instalados en distintas universidades nacionales para ser aplicados en carreras vinculadas al transporte, la logística y la salud entre otras.


El coordinador del Media Lab de Pladema y responsable del proyecto Rubika, Cristian García Bauza, contó a Télam que "esta tecnología abre las puertas a un universo infinito de posibilidades, porque en esta plataforma el único límite a las simulaciones que se pueden crear es el de la imaginación, lo que la convierte en una herramienta versátil y aplicable a muchos procesos científicos, tecnológicos e industriales".


"Desarrollar la CAVE en sí misma fue un proceso en el que hubo que aplicar mucho ingenio y creatividad para poder resolver con elementos de uso casi doméstico una plataforma que algunas empresas construyen invirtiendo millones de dólares, pero nuestro esfuerzo nos permitió crear un prototipo que brinda las mismas posibilidades que aquellos, a un costo muchísimo menor", explicó.


El investigador señaló que "cada entorno que se virtualiza lleva un trabajo de cerca de diez meses, en los que un equipo va hasta el lugar que se debe simular para relevar los elementos, las distancias, los tamaños, las tareas que se realizan y todas las condiciones en las que se desarrollan".


"Todas esas variables son procesadas por otro equipo que las convierte en datos y ecuaciones del sistema mientras los diseñadores se ocupan de reproducir con la máxima fidelidad cada uno de los elementos representados y sus dinámicas. Todo eso confluye en el proceso de integración de la plataforma y luego llega la etapa final en la que el simulador es implantado en el lugar en el que va a ser utilizado", añadió.


Por su parte, el director del Pladema, Marcelo Vénere, explicó a Télam que "el gran aporte que hace Rubika es que convierte en accesible a cualquier universidad o centro de desarrollo científico una tecnología que hasta ahora, por sus costos, era utilizada en pocos lugares".


"Que esta herramienta llegue a miles de investigadores que hasta ahora ni soñaban con acceder a ella va a hacer que surjan nuevos usos y aplicaciones y que nosotros como desarrolladores podamos mejorar y evolucionar la plataforma tomando la experiencia de este universo de nuevos usuarios con diferentes necesidades e ideas", añadió.


"Desde el Media Lab de Pladema estamos pensando en soluciones para muchas tareas que deben ser ejecutadas con alta eficacia y para las cuales es muy complejo encontrar una posibilidad real de ensayar previamente, por eso estamos desarrollando simuladores para cirugías o para operar sonares de pesca, porque un simulador permite que mucha gente pueda practicar muchas veces todas las variantes de un escenario sin la necesidad de hacerlo sobre un paciente o sin tener que embarcarse cuatros semanas en un pesquero", apuntó.