Investigadores de la Universidad de Dayton, Estados Unidos, llevaron a cabo un estudio para demostrar los peligros que conlleva el uso de drones recreativos.

Con el fin de concientizar, los especialistas recrearon un accidente entre un dron y un avión, y exhibieron los daños que puede sufrir el ala de una aeronave de pasajeros al ser impactada por uno de estos dispositivos no tripulados.

El test se diseñó con el fin de imitar una colisión en el aire entre un avión y un dron a 380 kilómetros por hora y así determinar el tipo de daño que puede acontecer. El equipo utilizó un DJI Phantom 2 de cuatro hélices contra el ala de un Mooney M20, un pequeño avión propulsado por un motor de pistón conectado a una hélice.

De acuerdo con el video difundido por los investigadores, el dron no se rompió en el impacto, aunque sí hizo un agujero en el borde delantero del ala que dañó su mástil principal.

A diferencia con un choque con aves, que hacen más daño aparente, el dron penetró de forma más profunda e hizo más daño a la estructura interna del avión.