Un día como hoy pero de 1676, el astrónomo danés Ole Rømer descubría que el lapso de tiempo entre los eclipses de Júpiter con sus lunas, es menor cuando la Tierra se mueve en dirección a ese planeta.

De esta manera, Rømer se convirtía en la primera persona en medir con precisión la velocidad de la luz: 214.000 kilómetros por segundo, una cifra aproximada a la real (299.792.458 km/s) pero obtenida con instrumentos rudimentarios.

Más adelante, el británico James Bradley se basaba en el aparente movimiento de las estrellas causado por el fenómeno de traslación de la Tierra para llegar a una conclusión más precisa pero también inexacta: 301.000 Km/s.