El mismo estudio estimó que casi la mitad de este tipo de operaciones, cerca del 41,8%, fueron para remplazar un riñón. Le siguen en proporción los trasplantes de hígado y corazón. Posteriormente siguen en la lista reemplazos de otros órganos, como los pulmones, el páncreas y el intestino delgado.

Además de estas prácticas en día también son comunes los trasplantes de tejidos: médula ósea, tendones, córneas, piel, válvulas del corazón, nervios y venas.

Pero el porqué de esta nota es contar qué órganos son los que no se pueden traslantar. Uno de ellos es la cabeza. Según los expertos es improbable que lo sean en el futuro cercano. La principal dificultad para un potencial trasplante de cabeza sería conectar el cerebro con la médula espinal.

Tampoco es posible remplazar la retina, la parte más anterior del ojo y que permite la visión. Esta parte del cuerpo está formada por muchas y muy intricadas conexiones de células nerviosas y ahora mismo está fuera de las posibilidades técnicas de la medicina abordar un trasplante de una estructura neurológica tan compleja.

Otros dos órganos que no se trasplantan pero porque no es necesario es el baso y la vesícula biliar. El primero almacena los glóbulos rojos y el segundo la bilis. Cuando estos órganos presentan complicaciones, lo más saludable para el paciente es extirparlo ya que un ser humano puede vivir sin ellos.

Fuente BBC Mundo