En apenas dos minutos, la bioimpresora 3D desarrollada en China puede imprimir un vaso sanguíneo de diez centímetros gracias al desarrollo simultáneo de una biotinta de células madre.

"En un determinado ambiente y bajo unas condiciones determinadas, las células madre pueden, siguiendo nuestros requisitos, dividirse en aquellas que necesitamos”, explica Kang Yujian, uno de los responsables del proyecto.

Tras este primer paso, considerado crucial, los científicos esperan producir muy pronto órganos completos y funcionales con el mismo sistema.

"Este método es muy útil no solo para la impresión de vasos sanguíneos sino también para la impresión de un hígado o de un riñón, por ejemplo”, asegura el experto Dai Kerong.