… debí perder primero lo perdido; si para conseguir lo conseguido tuve que soportar lo soportado, si para ahora estar enamorado fue menester haber estado herido, tengo por bien sufrido lo sufrido y bien llorado lo llorado; porque después de todo he comprobado, que no se goza bien de lo gozado sino después de haberlo padecido; porque después de todo he comprendido, que lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado.

Este es un hermoso soneto de un poeta argentino llamado Francisco Luis Bernardez; nacido en el 1900 y que formó parte de lo que se llamó el Grupo Martín Fierro, e impulsó una renovación literaria durante las décadas del 20 y del 30.

No encuentro la razón por la cual me aprendí este soneto de memoria. No lo tuve que aprender en el colegio primario ni secundario ni en mi corta carrera universitaria. De hecho, también me se de memoria un manifiesto que se llama “Desiderata”; lo que me sirvió para que una novia de la adolescencia una vez me dijera que era un compendio de frases inútiles… en fin…

La cuestión es que, cuando terminé de ver el partido que jugaran hace 8 días Boca y Estudiantes en La Boca y el de River y San Lorenzo en Nuñez, se me vino el  soneto de Bernardez a la mente.

¿Qué fue lo que hizo que tanto Boca como River tuvieran actuaciones superadoras con las anteriores? ¿Fue el trabajo? ¿Fue la búsqueda de soluciones? ¿Fue un cambio? ¿Fueron varios cambios?

Yo tengo la sensación que la circunstancia acuciante y la necesidad de salvar la ropa nada menos que de local, no me parece un dato menor, se lleva el porcentaje mayor de la explicación.

Ambos equipos debieron llegar al límite de casi desdibujarse, convertirse en una caricatura de sí mismos para llegar a actuaciones convincentes.

Un semana contigua de la otra; sirvieron de cuerda floja tipo Cirque du Soleil, para el Virrey y Ramón. Sus jugadores salieron a jugarse la ropa primero por ellos mismo y luego, por añadidura, por su directores técnicos.

A Boca le tocó perder ante Velez de una manera en la que no estamos acostumbrados a ver caer al Xeneize; pero me temo que hoy por hoy, una derrota vs El Fortín, fuere como fuere,  se puede considerar “un permitido”, como aquel que hace una dieta y puede colar un flan con dulce de leche el fin de semana. Por el lado de River también, podría considerarse que la actuación fue más casual que causal; para despejar la incógnita deberemos esperar al choque con Tigre.

Muchas veces en el deporte en general, se habla de los que no tienen nada que perder; para ellos la lupa es diferente y se les reservará por siempre el traje de David. El de Goliat; el del pobre Goliat; siempre estará designado para aquellos que deban defenderse aunque sea de una piedra.