"Antes de que me revisara le dije al médico que tenía 29 y que era virgen", aseguró la mujer, que vivió una situación traumática al ver a la médica con los guantes ensangrentados después de que le rompiera el himen.

La mujer, devota de la iglesia cristiana ortodoxa, esperaba llegar virgen a su noche de bodas lo que fue considerado como agravante para fallar a favor de la víctima.

"Fuimos por dos millones de rublos, que es mucho, pero lo hicimos porque sabemos que en el extranjero se obtienen esas cifras por errores de este estilo", señaló su abogada, Tatiana Popova, que aseguró estar "contenta con la decisión de la corte, ya que -en Rusia- empezamos a reconocer lo que son los daños morales".

Finalmente, la médica fue despedida. La doctora Irina Gevorkyan, directora del centro médico donde ocurrió el incidente, dijo: "No voy a comentar sobre la decisión de la corte. Si ganaron, ganaron".