Luke Brett Moore, era un joven australiano que recién quedaba desempleado y había terminado con su novia, con apenas 22 años se encontró con una fuente inagotable de dinero que le proporcionaba el banco St. George. 

"Suena increíble, pero mi intención nunca fue llevarme todo el dinero del Banco St. George (de Australia) y no devolverlo" comienzo su relato Moore a BBC y agrega "yo estaba esperando a que el banco me contactara y me dijer: 'oye, quiero esta cantidad de dinero'"

Todo comenzó en 2010, comenta Luke "tenía una cuenta corriente normal. De allí salían los pagos para el préstamo de mi casa, mi seguro de salud y las cuentas".

"Sufrí un grave accidente automovilístico y mi sueldo empezó a ser consignado en otro banco. No recuerdo las circunstancias exactas de por qué sucedió así. La primera semana me preocupé, porque no tenía suficiente dinero para pagar la hipoteca. ¿Qué iba a hacer?" agrega a su relato.

Pero al revisar sus cuentas, ve que el pago de su cuenta salió del banco St. George y pensó que estaba bien, pero a la siguiente quincena le sale otro pago de US$375 para la hipoteca. Y así durante 12 meses sin que el banco diera aviso de absolutamente nada. 

Entonces Luke probó a su suerte y llamó a la empresa de crédito inmobiliario: "Hola, ¿podrían hacer una domiciliación de US$2.256 a mi cuenta en St. George?" y a los días pidió de US$28.180. 

Ambos pedidos fueron aprobados y pasados a su cuenta. 

"Quedé estupefacto. Me di cuenta de que tenía acceso a una línea de crédito extraordinariamente grande".

Ante la idea de tener en sus manos una fuente de dinero inagotable decidió hacerse un pequeño regalo. Un Alfa Romeo 156. "Resultó ser de muy mala calidad: la caja de cambios, el motor y los inyectores de combustibles fallaron todos". 

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Entonces se compró otro auto. Claro, el primero andaba muy mal y ya que tenía dinero ... "me compré un Hyundai Veloster". 

"Era uno de esos coches locos de tres puertas con un techo de vidrio. Lo compré sólo para conducirlo hasta Sidney para adquirir un Maserati. Sólo costó AU$ 36.000" Un vuelto para aquél entonces y agrega: "reconozco que era un auto hermoso pero no una súper nave, según los estándares de hoy en día".

"Fue mi época de locura. Era un joven ingenuo de 22 años y no estaba pensando con mucha claridad", remarca Luke a la BBC. 

Y justifica su manera de actuar: "me acababa de recuperar del accidente y estaba desempleado por primera vez desde los 14 años. Había terminado mi relación con mi novia de colegio después de cuatro años, y buscaba alguna manera de empezar de nuevo en algún otro lugar".

Y este fue el puntapié inicial para comenzar en otro lugar. "Así que me mudé a la Costa Dorada. Volé a Surfer's Paradise (un centro turístico en la costa occidental de Australia) para unas vacaciones de una semana. Me gustó y terminé quedándome".

Cuenta que fue "genial" y que hacía lo que la mayoría de los jóvenes hacen cuando tienen su edad y mucho dinero "ir de fiesta".

"Fui a clubes de striptease y gasté cientos de miles en mujeres, alcohol, cocaína y todo lo demás. También me conseguí un barco pesquero. Cómo lo quise".

También se compró una obra del artista callejero Bansky en forma de billete de 10 libras esterlinas.

Y compré una obra del artista callejero Banksy en forma de billete de 10 libras esterlinas.

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También compró "un cuero de tambor firmado por Amy Winehouse".

Y justifica:"no esperaba que cada vez que le solicitaba un préstamo al Banco St. George me dieran el dinero, pero lo hacía". 

Mientras se encontraba en Surfer's Paradise tuvo un negocio, administraba un almacén de ventas de mercancía y que los medios decían que su dormitorio "era la cueva del tesoro de Aladino" pero que esas cosas estaban a la venta en su almacén. 

Pero en 2012 comenzó la verdadera pesadilla. 

Se encontraba con su madre en su casa en Goulburn y llegó la policía. "Escuché golpes en la puerta, pero para cuando llegué a la puerta principal la policía ya estaba adentro". 

"A mi madre básicamente la apretujaron contra una pared y me pusieron una cámara de vídeo en la cara. Estaban armados como si yo fuera un pandillero endemoniado". 

En la parta "fea" de la historia cuenta que le gritaban y le decían que se encontraba bajo arresto, inspeccionaron toda su casa y se llevaron todas sus pertenencias.

No lo dejaron irse bajo finanza y pasó la noche en la cárcel de su ciudad. Al día siguiente un magistrado le otorgó la libertad. 

En los siguientes años fue encontrado culpable de beneficiarse económicamente de manera fraudulenta y de comerciar a sabiendas con los frutos de un crimen. "Me sentenciaron a una pena máxima de cuatro años y medio de prisión". 

"Nunca preví que iría a la cárcel y esperaba que me encontrarían inocente. Así que tuve que conseguir abogados públicos, cuyo servicio está sumamente mal financiada en Australia", relata Luke. 

"La cárcel fue horrible. Estás alejado de tu familia y encerrado en una celda durante 17 horas del día. La comida es muy mala y uno se asocia con un grupo de gente bastante escabrosa".

"Estuve seis meses dentro y fue uno de los períodos más duros de mi vida. Desde el primer día estaba viendo cómo salir".

Al no tener abogados que lo representen o que él sintiera confianza, se puso a leer "cuanto libro de leyes pudiera y cuantos casos pudiera". Y agrega "leí el Acta de Libertad Bajo Fianza y el Acta Criminal y armé mi caso", subraya. 

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Una vez estudiado, su objetivo fue obtener la libertad bajo fianza, pero que era una cuestión bastante difícil de conseguir en 2015, ya que varios hombre que estaban en la cárcel y que habían cometido crímenes muy graves salieron. 

Y explica: "primero necesitabas establecer circunstancias especiales y excepcionales y luego dejaqr claro que no eras un riesgo para la comunidad y que no te irías a fugar". 

Para todo esto, tuvo que asumir su propia defensa "porque la asistencia legal no me financiaba mi solicitud de fianza". 

"Aun así, la obtuve".

"Para cuando llegué al tribunal, estaba tan preparado con mis argumentos que lo que hice fue presentar mis papeles y decir a mi representante: 'Mira, aquí está. Este es el argumento. Negro sobre blanco'", relata orgulloso. 

De acuerdo a la ley en Australia, en ese momento no estaba bajo la obligación legal de informar al banco lo que estaba sucediendo. Y a las semanas fue exculpado hace unas semanas. 

El juez le dijo que actuó de manera deshonesta, pero que "no vivimos en una sociedad donde las fallas morales resultan en que te pongan tras las rejas y te quiten la libertad". 

Cuenta que lee sobre su situación en las redes sociales y que muchos jóvenes "ilusos" le comentan que hubieran hecho lo mismo" pero reflexiona y dice que no lo volvería a hacer otra vez. 

"Devastó mi vida y mi familia y no valió la pena el pasar un par de buenos meses con las strippers y un poco de cocaína".

Actualmente estudia leyes en la universidad y sera abogado criminalista en dos años.

"Así que mi idea es, esencialmente, asistir a estas personas y tratar de conseguir que se dirijan más fondos para rehabilitación de drogas, consejería y educación, en lugar de más dinero para construir más cárceles".