Este fin de semana las costas del norte de Francia se vieron inundadas de misteriosas bolas amarillentas -parecidas a una esponja- lo que generó un gran misterio sobre qué era. 

Los bomberos locales recolectaron un amplio muestrario de estas misteriosas bolas -de variadas formas y tamaños- y fueron analizadas para determinar su naturaleza y su origen. Finalmente el análisis lanzó que estaban compuestas de parafina. 

La parafina se utiliza normalmente para la realización de velas, crayones yen aditivos para alimentos y se cree que fueron desechadas al agua por algunos de los barcos cargueros que circulan por el Canal de la Mancha, zona con gran tráfico, que en promedio pasan unos 400 buques comerciales por día. 

Las autoridades informaron que esta sustancia no representa un peligro ni para la salud pública ni para la flora y fauna, según señala el periódico local La Voix du Nord.

Y añadieron que para deshacerse de estos residuos no se requiere de ningún tratamiento especial.

No obstante, recomendaron tener cuidado de ingerir, accidentalmente, trozos del material.

Más allá de informar que no son tóxicas, Jonathan Hénichart, presidente de la ONG Sea-Mer Association se mostró bastante preocupado por el hecho al remarcar que no es la primera vez que sucede. 

"La primera vez no fue parafina amarilla sino rosa. Y este verano recibimos tres toneladas de parafina blanca. Ahora nos llegaron amarillas", dijo Hénichart a la radio francesa Canadian Broadcasting Corp. 

Si bien las autoridades aseguran que la sustancia es inofensiva, en opinión de Hénichart, la enorme cantidad de parafina en la playa "hace que sea tóxica porque la vida silvestre tiene que convivir con esto".