La entrevista fue publicada por la revista Esquire, donde la joven modelo se abrió en cuerpo y alma: contó su pasado más oscuro, sus deseos, sus depresiones y hasta posó desnuda para las cámaras.

"La nueva Kate Moss", tal como la califican muchos medios internacionales, es diferente al resto de sus pares. Ella no siente el modelar como una pasión, ni tampoco el mundo que rodea a la profesión.

"En una lista de cosas importantes para mí, la ropa están muy abajo. Nunca gastaría mucho dinero en una cosa. Creo que es ridículo", indica en la entrevista.

Su peor momento fue de adolescente, a los 16, cuando comenzó a tener problemas en su vida familiar: "Comencé a lidiar con la depresión cuando tenía 16, cuando todo lo de mi familia comenzó a tener sentido y salieron a la superficie. Cuando era niña creía que tenía que ser buena y que tenía que ser fuerte porque mi mamá no estaba. Entonces, cuando me convertí en adolescente y todas las hormonas y la presión de ser buena en la escuela -para mis padres, no para mí- se produjo un quiebre mental".

"Fui suicida. No podía lidiar más con eso. Me di cuenta de qué afortunada y privilegiada era, pero todo lo que quería era morir. Me sentía tan culpable por eso y me odiaba por eso… y era un círculo", recordó.

También, comentó: "Hasta los 18 era insensible. No sentía una mierda. Era horrible. Era como una sociópata". Pero afirma que a esa edad decidió terminar con todo eso, y esa misma semana, perdió la virginidad.

Por último dejó una reflexión sobre la fama: "Hay tantas jovencitas que crecen tan rápido, sexualizándose desde tan temprana edad. Todos quieren ser famosos sólo por ser famosos. Todos gastan demasiado tiempo en sus teléfonos. Me deprime tanto".