Ocurrió en el estado brasileño de Pará, al norte, en una ruta cercana a las ciudades de Itaitube y Rurópolis, donde un micro cayó en un cráter de unos 20 metros de diámetros. Una vez en el pozo, el vehículo fue “tragado” por la fuerte corriente del río.

Advertidos por el peligro, los pasajeros lograron descender segundos antes de que el ómnibus se perdiera de vista y apareciera en el río.