El animal permaneció a la espera de su dueño -durante un año- en pésimas condiciones de alimentación y sanidad. El hombre no lo había abandonado, sino que había muerto.

Los malos de la película son sus familiares, que vendieron la propiedad y jamás se preocuparon por el pequeño Woody.

Se trata de un caniche macho adulto, en la zona de Los Ángeles, que fue encontrado por rescatistas de la organización "Hope for Paws".

Además de estar ciego de un ojo, el perro presentaba signos de desnutrición y tenía su pelaje tan enmarañado que era peligroso para su salud.

La vida de Woody cambió radicalmente y ahora tienen una nueva familia y nuevos compañeros de aventuras.