Jonathan Gordon se encontraba buceando en el Caribe pensando que filmaba un simple arrecife, cuando de repente un pulpo camuflado apareció en escena.

“Me zambullí a mirar la cáscara que se puede ver justo debajo de donde aparece el pulpo, y cuando me acerqué apareció de la nada. No tenía la menor idea de que estaba ahí, hasta que estuve a un metro de distancia”, dijo el buzo.

Los pulpos son una de las pocas criaturas marinas que pueden camuflarse bajo el agua, los otros son la sepia y el calamar.

El cefalópodo, una clase de invertebrados marinos dentro del filo de los moluscos, no solo pueden cambiar el tono de su piel para que coincida con su entorno, sino también su textura.

Lo que más llama la atención a los científicos es la capacidad de estos animales para camuflarse a pesar de ser daltónicos, ya que no están seguros de cómo saben el color de su escondite.

Una teoría segura que son capaces de detectar ligeros contrastes de colores mediante el filtrado en su cuerpo o las proteínas que poseen en la piel.