Un ejemplo... Mucho menos no se puede decir de Natalia, la nena que pronunció un discurso durante la premiación de un concurso de fotografía en México, y reivindicó con orgullo sus orígenes indígenas.

"Pertenezco a las Marías que señalan por las calles por vestir diferente y hablar una lengua antigua", dijo con marcado orgullo la nena cuya discurso, guste o no, debería inspirar a más de un gobernante latinoamericano. "Soy feliz, porque sé que soy parte de las grandes raíces de México", añadió.

"Por qué las diferentes etnias de nuestro país se están perdiendo, por qué no valoramos las riquezas de nuestras raíces, pues porque no estamos practicando valores, porque día a día dejamos de hacer buenas acciones y de preocuparnos por los demás, los adultos, se pierden en el estrés de la vida diaria, y le dan tanta importancia a las cosas materiales que nos ofrece la sociedad y olvidan lo verdaderamente importante, los valores", dijo Natalia para arrancar contenidas sonrisas al auditorio: unas de orgullo, muchas de vergüenza.