Mathew T. Harrison y Gideon P. Caplovitz, de la Universidad de Nevada en Estados Unidos, desarrollaron una idea previa que mostraba pequeños círculos difusos que creaban visualmente la sensación de movimiento, por un desplazamiento de las líneas que tenían en su interior. 

 "Aunque las esferas no cambian de posición, el movimiento al interior de ellas causa la ilusión de que toda la configuración se mueve", explican.

En segundo lugar quedó el trabajo "Cilindro ambiguo", del japonés Kokichi Sugihara, de la Universidad de Meiji que ya se volvió absolutamente viral.