Cuestiones de la vida hicieron que Jeffrey Mayi volviera a vivir a los Estados Unidos, hace una década, alejándose así de su familia, instalada en el centro de África.

Durante esos 10 años el único contacto con sus familiares fue por videochats, interminables llamadas telefónicas y mensajes de texto.

Jeffrey trabaja como carpintero y tiene una familia que mantener por lo que se le complicaba viajar a encontrarse con los suyos. Madeline, la madre, tampoco tenía el suficiente dinero para comprarse un boleto de avión.

Incluso, Madeline no estuvo cuando nació el hijo que Jeffrey tuvo con su esposa Shannon Slattery, quien sería cómplice de la sorpresa. Un día el hermano de su marido la llamó para darle una noticia. Estarían en su casa al día siguiente con su madre.

Axel Mayi, quien obró el "milagro" tampoco se veía con su hermano desde hacía cuatro años, pese a que también vive en los Estados Unidos. Él se encargó de los trámites para que su madre pudiera, finalmente, verlos. Shannon grabó el video que recorrería el mundo y sería tema de conversación en los principales canales de noticias del país.