El cantante estadounidense más famoso del mundo compró la entrada del Madison Square Garden, en Nueva York. La frase no es una verdad literal, pero es la clásica burla cada vez que un argentino se cae al suelo en determinado sitio.

El canadiense de 20 años se pegó un porrazo en la entrada de uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad y las risas no se pudieron evitar.