La tradición consiste en ponerle unos trapos con cera en los cuernos y prenderlos fuego. Según los organizadores el animal no sufre ya que sólo se le pueden quemar los cuernos pero los especialistas sostienen que puede quemarle los ojos y hasta dificultarle la respiración.

En esta ocasión el toro reaccionó y atacó a uno de los participantes.

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