Se trata de una especie de la familia Cetorhinidae. Es el segundo pez más grande del mundo y alcanza los 10 metros de longitud y las cuatro toneladas de peso.

Nada con la boca abierta hasta hacerla redonda y filtra el agua a través de unas inmensas branquias.

Desde el museo -que actualmente cuenta con sólo tres muestras de tiburones peregrinos, todos mayores de 80 años- indicaron que también planean utilizar la cabeza y aletas para construir un modelo de exposición a gran escala.