El sábado pasado las autoridades rusas decidieron demoler una gran torre de 220 metros, ubicada en la ciudad de Ekaterimburgo, una de las anfitrionas de la Copa de Rusia, que fue construida en la época soviética y que representa un símbolo para los habitantes de la zona.

La detonación de la torre, que comenzó a construirse en 1983 y quedó incompleta tras el derrumbe de la URSS, generó una gran polémica teniendo en cuenta que lo hicieron para embellecer la ciudad de cara al Mundial, un hecho que no cayó nada bien entre los locales.

Fue así que cientos de personas se manifestaron bajo el lema “Abraza la Torre” contra la demolición controlada, aunque no hubo caso de detenerla. El jefe de una agrupación que se oponía a la destrucción del emblema de la ciudad, el abogado IVan Volkov, dijo: “Ahora es el símbolo de la humillación de la gente a manos de las autoridades, porque la decisión se tomó tras bambalinas. No debería hacerse de esta manera".

Por su parte, el gobernador Eugene Kuivashev defendió la decisión: "Nadie cree seriamente que la ciudad necesita ese símbolo".