Un perro San Bernardo que mordió a un puercoespín en Nueva York, Estados Unidos, terminó con toda la boca llena de espinas y debió ser asistido de urgencia.

Los dueños del can, llamado Rockus, lo encontraron con la cara llena de púas y lo trasladaron al veterinario, donde ya es la segunda vez que lo atienden por la misma razón. "Le gusta perseguir puercoespines, no aprende de las consecuencias".

Este tipo de roedores tienen más de 30.000 espinas a su disposición, las cuales pueden liberar si se sienten amenazados. Además, las púas perforan la piel y tienen formas de anzuelos, por lo que resultan muy difíciles de sacar.

La feroz pelea entre un leopardo y un puercoespín

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