Lo registrado por la cámara de seguridad de un bar es un reflejo de la situación actual en la modificación de conductas en el país. Por un lado los restos machistas de aquellos que creen que tienen derecho a golpear a las mujeres a la vista de todos, como si fueran de su propiedad y tuvieran que aceptar los maltratos como parte de la vida cotidiana. Por el otro, la reacción de los clientes, que deciden actuar una vez que ven el cachetazo.

La justicia por mano propia no es la solución a ninguno de los problemas pero hay algo karmático en los sucedido que no deja de generar la sensación de que se lo tenía merecido.

Pero lo cierto es que esto no es una película y la joven volverá a verse las caras con este violento -ojalá que no- y su integridad, sin justicieros cerca, corre peligro.