Marcelo tenía 23 años y un único amor: Boca. Según su madre -que lo encontró sin vida en su cama después de acostarse tras el partido que el Xeneize perdió 2 a 1 con Fluminense en la final de la Copa Libertadores- solo tenía ojos para el auriazul y dependía emocionalmente de su devenir.

"Él decía que Boca no podía perder y yo ahora no lo tengo", dijo entre llantos la mamá, Verónica, con el movilero de Crónica TV.

La madre del joven policía, que estaba de licencia médica, señaló que Marcelo era “mucho de su casa” y que no tenía mayores intereses que ver los partidos de Boca.

Entre sollozos pidió a los jugadores y dirigentes del club de La Ribera le manden el pésame por la muerte de su hijo.