La prisión de Raleigh, en el estado de Carolina del Norte, fue escenario de un cruento enfrentamiento entre un recluso y un guardia, en el que el oficial acabó con la vida del preso.

"Tenía que asegurarme de que no me lastime. En ese momento tu mente se apaga y actúas cómo fuiste entrenado", intentó explicar el oficial en su declaración.

En mayo, el fallecido había ingresado al penal por cargos de tenencia de drogas, hasta que el 17 de junio falleció como consecuencia de los golpes.

El guardia enfrenta un proceso legal en donde las pruebas visuales son más que certeras.