Cuando la situación de los 85 costureros estafados parecía resolverse, la dueña del taller textil, Mónica Marie Bolo, no cumplió ni con la conciliación obligatoria, ni con lo acordado en el Ministerio de Trabajo en la última audiencia.

El taller ubicado en Zañartú 608 debía reabrir sus puertas el jueves pasado y Bolo se comprometió a reinstalar las maquinarias sustraídas. Sin embargo, cuando los costureros se presentaron a trabajar, se encontraron con que ninguna de las dos cosas había sucedido.

Además, Mariel Bolo debía presentar en la cartera laboral el plan de cuotas con el cual saldaría la deuda de tres meses de salario, que debe completarse antes que finalice febrero. Responsabilidad con la que tampoco cumplió.

“Hoy (viernes) ha vuelto a incumplir porque no presentó el cronograma de pagos”, informó Shirley, una de las trabajadoras afectadas, a Diario Registrado.

Este viernes se realizó una nueva audiencia en el Ministerio de Trabajo, en la cual se dispuso que “el lunes es el último día de plazo para que Mónica Bolo reabra el taller y sea presentado el plan de pago”, informó la costurera encargada de dialogar con la prensa.

“Desde el Ministerio le han recalcado que debe cumplir, si no cumple estaría en juego hasta la matricula de su abogada”, explicó y agregó: “A Bolo le dijeron que se burla del Ministerio de Trabajo, de las leyes laborales, ha manejado como ha querido la fábrica”.

“Esperemos que cumpla porque estamos cansados”, expresó Shirley, quien lleva meses reclamando su salario junto a sus compañeros.

Por su parte, las marcas Cheeky, Montegne, Prestige, entre otras importantes firmas, no se responsabilizaron por el incumplimiento de Mariel Bolo. Estas empresas son responsables solidarias de la situación laboral de quienes trabajan en los talleres textiles.

Como gesto de buena voluntad, el jueves los trabajadores levantaron el acampe que ya había cumplido más de 40 días, desde el momento en que fueron despedidos sin previo aviso y con meses de salario adeudados.

La audiencia del martes había resuelto que los costureros recibirían un bono de 3 mil pesos, que les pagarían los salarios adeudados en forma escalonada y que retornarían a sus puestos de trabajo. Sólo la primera parte del acuerdo fue cumplida.