Después de las críticas a la "cultura fornicaria" y de señalar que la "masturbación es animaloide", Monseñor Héctor Aguer volvió a publicar una nueva columna de opinión en el diario platense, El Día. 

Esta vez se despachó en contra del "Decreto Nº 903/2015, obra del gobierno anterior, que reglamenta el artículo 11 de la Ley Nº 26.743 de Identidad de Género; se refiere a operaciones parciales y/o totales a las que se añaden los tratamientos hormonales subsiguientes, todo para adecuar la anatomía de las personas, el sexo natural de varones y mujeres, a lo que “sienten” que son".

Y la crítica no solo es religiosa sino también económica ya que el religioso señala: "A usted, amigo lector, le meterán la mano en el bolsillo para pagar las mencionadas operaciones, tan necesarias, al parecer, para asegurar la identidad de género de una ínfima minoría de la población". 

Y agrega: "Hay disponibles más de 50.000 pesos (unos 3.500 dólares aproximadamente) para que un travesti se ponga los pechos artificiales gratis, pero no hay 1.500 pesos para el medicamento de un niño que la obra social no le cubre. Si no me equivoco, los beneficios acordados por el Decreto que suscribió la Sra. de Kirchner están a disposición de “todos los hombres del mundo”; de hecho conozco algunos casos de personas que vienen, atraídas por tan generosa oferta, de países vecinos. Aclaro, por las dudas, que no soy xenófobo; sin embargo, me duele la miseria de tantos argentinos que resultan discriminados en virtud de una reglamentación inicua". 

Luego filosofa sobre la justicia de lo legal y el líder religioso plantea: "Una ley es justa, legítima, es realmente legal, en suma es ley, si se ordena al bien común; no lo es si para proteger presuntos derechos de algún grupo infiere un detrimento a la multitud" y agrega: "¡Feliz la familia que logra sustraer a sus hijos de la vorágine del “todos lo hacen” y los conserva normales, sanos y salvos!"

Y cierra su columna de opinión pidiendo la derogación del decreto ya que "El Secretario de Derechos Humanos de la Nación podría incluir entre sus preocupaciones más urgentes la horrenda discriminación de la mayoría del pueblo argentino, de la multitud sufriente de los pobres y de los enfermos establecida en el Decreto 903, para denunciarla como es de su oficio. Los derechos humanos brotan de la naturaleza de los hijos de Adán, según los quiso el Creador, varones y mujeres; no pueden alienarse en el poder de los ideólogos, ni ser usados como un ´curro` más, una moneda de intercambio, por los gobiernos de turno".

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