Se está convirtiendo en una constante en las canchas de fútbol cinco, donde los partidos no terminan por la cantidad de veces que se interrumpen por las trompadas que se reparten entre los jugadores.

Como una forma de canalizar la frustración y la bronca, dejó de ser un deporte y una competencia para transformarse en un espacio donde ir a descargarse.

Esta vez ocurrió en Alejandro Korn, donde un grupo de muchachos terminaron en una batahola de piñas y patadas entre los dos equipos.