Antes de comenzar con su terapia de hormonas era un Marine atlético. Como veterano se volvió barbudo y con una pelada difícil de disimular llegando a pesar hasta 108 kilos.

Pero en noviembre de 2012 decidió emprender una enorme transición hacia lo que realmente sentía que es: una mujer.

El camino no fue fácil, no sólo por el proceso, sino también por la discriminación que sufrió por su estatus de exveterano de Estados Unidos.

A pesar de "haber alcanzado el sueño americano", con casa propia y una familia; Sona decidió buscar su verdadera identidad.

"Perdí a muchos amigos, pero también hice nuevos", explicó la mujer al sitio Daily Mirror. Actualmente vive en Texas, Estados Unidos junto a su hija de cinco años.