Al comienzo de la entrevista, el exmandatario no entendía bien quien estaba hablando y necesitó de varias repeticiones para ubicar la cara del conductor, asociado desde hace años a la movida tropical.

Lo sorprendente de la nota es que mientras el conductor intenta mantener las formas, siempre respetuoso y amable con la intención de entender qué pasa por la cabeza del hombre que se escapó de sus responsabilidades cuando el país estaba en llamas, es el propio De la Rúa quien termina desencajado y evita responder seriamente. Una vez más, miró para otro lado.