En una tergiversación insólita, Gisela Barreto puso al pensamiento feminista en la vereda de la ideología instalada, mientras que describía al movimiento pro-vida (o anti derechos) como cuestionador: en su discurso, Barreto supone claramente al revés de la realidad. 

El feminismo y los reclamos de mayores derechos, como el del aborto legal, seguro y gratuito, se hacen escuchar en el último tiempo frente a los preceptos religiosos que defienden la continuidad de una mirada conservadora. 

Barreto toma como punto de partida la campaña de los pañuelos celestes para que no se dicte por ley la quita de representaciones religiosas en espacios públicos, y se agarra de las reacciones violentas de Fernando Iglesias, que se burló completamente de su pedido: "¿Podemos poner vasos?", en referencia al video donde la pro-vida condena el sexo anal.