"El día que nació me vine a dormir solo porque mi mujer todavía estaba internada, y soñé que le hacía al bebé una mano hidráulica para que pueda forjar los yunques, como lo hago yo en mi trabajo de herrero", contó Abiuso en una entrevista.

Después de pasar por una mala experiencia con la ortopedia convencional, y con los deseos de darle a su bebé una herramienta muy importante para su futuro, el herrero tomó como punto de partida tutoriales compartidos por distintos padres que replicaron su actitud en España y se puso manos a la obra.

Maximiliano encontró el distribuidor de insumos para la máquina 3D, ubicado a diez cuadras de su domicilio, y compró allí el kit que le costó diez mil pesos, a lo que luego le agregó unas piezas de casi mil pesos.

Tras una primera pieza algo defectuosa, optaron por el modelo Raptor de la ONG E-Nable, que "funciona muy simple, lleva hilos por dentro de los dedos que están anclados a la parte del antebrazo y cuando la palma se dobla los hilos tiran y los dedos se cierran", explicó.

"La primera prótesis la hice en abril y a medida que Luciano vaya creciendo le tengo que ir haciendo nuevas, pero lo bueno es que la empezó a usar desde chiquito para que se vaya familiarizando porque de grande la va a necesitar", expresó.