El abogado de Abuelas de Plaza de Mayo, Alan Iud, confirmó que en 2010 un denunciante identificó a Carlos Francisco Aguilar -empresario fallecido en marzo vinculado a las fuerzas armadas, a la iglesia y a la Sociedad Rural- como posible entregador de un bebé al que no identificó, pero que podría tratarse Ignacio Urban, cuya identidad real fue restituida hace pocos días.

La aparición del nieto de Estela de Carlotto podría acelerar la investigación judicial iniciada en 1992, con el testimonio del propio Urban. A partir de la información que pueda aportar el nieto 114, los abogados esperan que la justicia establezca dónde se realizó el parto, la cadena de complicidades civiles como el médico que asistió a Laura, el nombre del funcionario que firmó la partida de nacimiento y los nexos entre los represores del centro clandestino de detención La Cacha -donde estuvo secuestrada- y el empresario señalado.

Aguilar murió el 26 de marzo de este año. En un obituario pomposo, el diario "Popular" de Olavarría se condolió de la pérdida de un “reconocido y apreciado vecino olavarriense” y un “padre y abuelo muy dedicado a su familia”, según señaló un informe especial elaborado por el portal Infojus.

Un conocido suyo fue quien le hizo llegar a Ignacio la versión de que no era hijo biológico y había llegado a la casa de Juana y Clemente, en manos del patrón de estancia: ese fue el dato que inclinó la balanza hacia la decisión de ir a Abuelas de Plaza de Mayo y comparar sus datos genéticos.

Amistades peligrosas

Carlos Francisco "Pancho" Aguilar fue un jinete muy destacado y nunca ocultó su pasión por los caballos, lo que le otorgó un pase directo a la Sociedad Rural de Olavarría. Sus proezas en el salto a caballo lo convirtieron en un ciudadano conocido y respetado, aunque también lo catapultaron al interés de personas de poder.

En las competiciones de salto participaban jinetes del Regimiento de Caballería de Tanques (ReCTan 2), bajo el mando del Coronel Ignacio Verdura, señalado como el “hombre fuerte de Olavarría” en el informe final de la Comisión Especial por la Memoria, una suerte de Conadep local.

En una entrevista con un amigo cercano de Aguilar -quien pidió mantener su anonimato- Infojus confirmó la cercanía con los militares: "Con los militares era muy compinche. Cenaba con todos los militares de su generación".

La conexión

El teniente coronel Ignacio Aníbal Verdura, un entrerriano de 46 años, llegó a Olavarría en octubre de 1975. Además de ser responsable de dos centros clandestinos –Monte Peloni y el que funcionó en el propio RCTan2-, se vinculó rápidamente a la oligarquía local.

“Tenía muy buenos contactos con toda la alta sociedad”, dice una escritora olavarriense citada por el portal de noticias judiciales, al tiempo que agrega: “Tuvo mucho consenso en Olavarría, era un tipo campechano y popular. Iba a las reuniones del Rotary”.

Militantes por los derechos humanos de la ciudad del sur de la provincia de Buenos Aires, hablan de una "tríada" responsable de 29 desapariciones: "En uno de los campos de Amalita, había asados entre militares como Verdura, empresarios y gente vinculada al campo”, dice Matías Moreno, hijo del abogado laboralista asesinado por defender a los obreros de la zona.

En Olavarría es un secreto a voces, la posibilidad de que Guido no es el único el hijo de desaparecidos apropiado por los represores: en 2009, el juez Juan José Comparato procesó a Verdura por dos homicidios y 21 privaciones ilegales de la libertad y tormentos, con prisión domiciliaria, aunque un tiempo después se lo vio caminar libremente por la calle en la provincia de Corrientes.

Las posibles situaciones que vivió Laura

Laura Carlotto fue secuestrada el 26 de noviembre en Capital Federal. La llevaron a La Cacha, un centro clandestino en Olmos –cerca de La Plata- donde pasó nueve meses.

Una de las hipótesis sobre el parto de Guido, señala que el 26 de junio de 1978 parió en la maternidad clandestina de la cárcel de mujeres de Olmos, mientras que la otra posibilidad interpreta que el parto haya sido en el Hospital Militar Central.

Algunos sobrevivientes relataron los dichos de la hija de Estela Carlotto, de vuelta en el lugar de detención, advirtiendo que el nacimiento se podría haber producido en el séptimo u octavo piso de un hospital.

Otro testimonio la ubicó en el mismo Hospital Militar Central, vendada y esposada a la cama, bajo las órdenes de un militar de apellido Minicucci, junto a una persona de civil, que se llevó un bulto en brazos.