"No es como el caso del Estado Islámico que persigue personas homosexuales matándolas. La Iglesia católica no mata a las personas, pero las mata psicológicamente. Las mata con su posición retrógrada, con su rechazo, con su desprecio y con las continuas enseñanzas contra los homosexuales", explicó Charamsa.

Con esta idea, y luego de ser expulsado de la Santa Sedeel último octubre, escribió un "Nuevo manifiesto de liberación gay" como "una llamada a la Iglesia católica, una especie de nuevos Diez Mandamientos para aplicar en este ámbito".

El polaco reclama al Vaticano anular los documentos ofensivos de la enseñanza católica sobre las personas homosexuales y exige disculpas "por sus omisiones y silencios, sus persecuciones y crímenes realizados contra las personas homosexuales a lo largo de los siglos".

Otro de los ejes está en la revisar la interpretación eclesial de los textos bíblicos y el pedido de admitir a las personas homosexuales en el sacerdocio. También exige a la Iglesia que no critique la legalización del matrimonio igualitario len algunos países mientras que no condena la penalización de la homosexualidad en decenas de países del mundo.

"Ahora me siento mejor gay y más sacerdote que antes", afirmó Charamsa que vive en  Barcelona. Si bien dice sentirse "liberado" una de sus mayores preocupaciones es conseguir trabajo ya que le inhabilitaron la posibilidad de seguir bajo el ala del sacerdocio católico.

"Todos los curas homosexuales tienen la obligación moral de salir del armario para mostrar al Vaticano que existimos y somos buenos curas", planteó Krzysztof. Y agregó: "Si los tuvieran que expulsar a todos, sería posible que la Iglesia se quedara bastante sola".