La Cámara en lo Criminal y Correccional de Primera Nominación condenó a 10 años a Francisco Javier Juárez, autor material del crimen, y liberó al empresario sojero Jorge Ciccioli, en la sentencia en el juicio por el asesinato del campesino Cristian Ferreyra, sucedido en 2011, en medio de un conflicto por la tierra.

La semana pasada, el fiscal Guillermo Lozano había pedido 14 años y seis meses para el presunto autor material del crimen. La querella, a cargo de Pablo Ibañez, 25 años. Para el empresario sojero Jorge Ciccioli, el fiscal había pedido 5 años de pena y para el resto de los imputados, Carlos Abregú, Mario Abregú, Víctor Juárez y Walter Juárez, acusados de formar parte de la banda que contrató el empresario, dos años. Para el empresario Ciccioli, los abogados que representan a la mujer de Cristian, reclamaron una pena de 16 años.

La decisión del tribunal integrado por Élida Suárez de Bravo, María Angélica Peralta de Aguirre y Federicio López Alzogaray, despertaron protestas y la movilización de familiares y compañeros del Mocase Vía Campesina.

Desde muy temprano, familiares de Cristian y sus compañeros del Mocase Vìa Campesina, marcharon desde el polideportivo de Monte Quemado -ubicado en plena ciudad-, hasta el costado de la ruta provincial 16, justo a la entrada. Allí se encuentra el salón de fiestas que ofició todo el mes como sala de audiencias.

El asesinato

El 16 de noviembre de 2011, en plena siesta, una moto se detuvo frente a la casa de Darío Godoy, en el paraje Campo de Mayo. Allí estaban reunidos “Cacho” –como le decían a Cristian-, con sus compañeros del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase-Vía Campesina).

Según consigna Infojusticia, Darío fue el primero en salir a la puerta, pero Javier Juárez preguntaba insistentemente por Cristian. Juárez, que trabajaba para Ciccioli, decía que los terrenos eran de su propiedad porque los había “comprado” en febrero de ese año en Metán, Salta. Finalmente Cristian salió. “Ustedes siguen queriendo joder con este campo”, les recriminó Juárez. En su mano sostenía una Itaka recortada, que disparó casi sin levantar.

Un tiro dio en la pierna de Cristian que empezó a desangrarse; la bala le había atravesado la arteria femoral. A Darío también lo hirieron en una pierna. Sergio Ferreyra, primo de Cristian, vio lo que pasaba, se abalanzó sobre Juárez y logró sacarle el arma. “Hijo de puta, que has hecho”, dijo. Cincuenta kilómetros separan el lugar donde se desangraba Ferreyra, de Monte Quemado, la ciudad más importante de la zona.

No llegó a ser atendido y murió en el camino. Con 23 años Cristian era un referente de la comunidad indígena Lule Vilela, a la que pertenecía, y con la que habían frenado a topadoras que habían desmontado unas 200 hectáreas.

Desde el Mocase Vía Campesina calificaron de “positiva” la realización del juicio, al entender que el proceso “hizo visible la magnitud y naturaleza de un conflicto por la tierra cada vez más intenso y urgente”.

Aunque reconocieron que esperaban que más allá de la pena, “el Tribunal reconozca y determine la responsabilidad empresarial en el crimen”. Pero la sentencia no fue en esa dirección.