El papa Francisco encabezó la misa del Domingo de Resurrección en el Vaticano. El Sumo Pontífice dirigió el mensaje pascual en la plaza de San Pedro, donde unas 150 mil personas participaron de la ceremonia.

En el encuentro se dio lugar el canto pascual de la Liturgia bizantina para celebrar que este año el occidente y el oriente cristiano festeja la Pascua el mismo día.

En el fin de la Semana Santa, Francisco dirigió su mensaje pascual a unos 150 mil fieles que se congregaron en la Plaza San Pedro.

El Papa pidió por el “cese de todas las guerras, toda hostilidad pequeña o grande, antigua o reciente” y enumeró los principales conflictos en el mundo. Entre ellos, destacó la situación del país latinoamericano: “Te pedimos por Venezuela, para que los ánimos se encaminen hacia la reconciliación y la concordia fraterna”.

Luego elevó sus plegarias para que “todas las partes implicadas, apoyadas por la comunidad internacional, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la violencia en Ucrania". Minutos antes, ya había pedido por el fin “de la violencia fratricida en Irak”, el cese del “uso de la fuerza para sembrar muerte en Siria” y un punto final para "los enfrentamientos en la República Centroafricana". También se hizo lugar para reclamar por el conflicto palestino-israelí.

Vestido con hábitos simples litúrgicos blancos y amarillo pálido, y no dorados, como suele ser la tradición, el argentino ingresó a la plaza junto con numerosos cardenales y obispos.

La bendición “Urbi et Orbi” se imparte sólo dos veces al año, el domingo de Pascua y el día de Navidad, y concede la indulgencia plena a los fieles que la reciben, incluso a través de los medios de comunicación, según recordó el propio Francisco en su mensaje.