Francesca Zorzo, una mujer de 35 años de Latina ciudad cercana a Roma, quería tener una hija, como los médicos le habían dicho que no iba a poder quedar embarazada decidió simular el embarazo y comprar por 20.000 euros una bebé.

Un marroquí actuó de intermediario. La mamá biológica de la criatura, Nicoleta Tanase, no quería tenerla ya que su embarazo había sido producto de una relación casual por lo que aceptó venderla.

Cuando la beba nació, la compradora, luego de tenerla por tres días, se arrepintió y se la devolvió a la madre biológica. Es que la pequeña era mestiza y la mujer no podía explicar a su entorno el color de piel ya que había fingido estar embarazada.

Toda la investigación empezó cuando las dos mujeres involucradas preguntaron telefónicamente cómo podían registrar a una beba que había nacido en una casa y no fueron a la entrevista que habían pactado.

Por el caso las dos mujeres están detenidas y la menor quedó al cuidado de un convento de monjas.