Según la Agencia Informativa Católica Argentina, en 2000 había 9113 monjas. Doce años después, el número se redujo un 17,5% y la tendencia marca que va a seguir bajando.

"Hay varios motivos: uno es la falta de perseverancia en el propósito y compromiso asumido; también hay problemáticas internas en la vida comunitaria; además de otros problemas que tienen que ver con la salud", cree monseñor Carlos Franzini, presidente de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada en una entrevista a La Nación.

Por otro lado, el sociólogo Fortunato Mallimaci, investigador de Conicet  subraya que se trata de un problema estructural: "Es un fenómeno que afecta, primero, no sólo a la Argentina, sino al mundo entero, que tiene que ver con el papel que se le asigna a la mujer en la Iglesia Católica"

Y agrega: "Es un lugar de segunda, ninguneado, invisibilizado en un momento en que la mujer en la sociedad quiere ocupar el lugar que le corresponde por tantos años de ser dejada de lado".

Según un estudio del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), en algunos de los países de América latina crece la cantidad de sacerdotes y religiosas, en otros decrece. Pero en nuestro país, históricamente, el número siempre disminuye.

Desde la Iglesia prefieren hablar de esta tendencia regresiva como un "redimensionamiento" pero cada vez resulta más claro que la falta de oportunidades de igualdad en la escala eclesiástica genera malestar dentro de las llamadas "siervas de Dios".