El periodista Lucas Carrasco, de 41 años, fue encontrado muerto este domingo en su domicilio ubicado en Paraná, Entre Ríos. A principios de septiembre, había sido condenado a 9 años de prisión por haber abusado sexualmente de Sofía Otero, de 27 años, en un episodio ocurrido en febrero de 2013.

"Vivo en Paraná. Bebo mucho. Fumo mucho. Leo mucho. Me gano la vida como periodista. Tengo pocos amigos y muchos enemigos", se autodescribía en su biografía de Twitter, quien además escribió en un blog llamado "La República Unida de la Soja".

Al cuerpo lo hallaron poco antes del mediodía en el pasillo de entrada a la vivienda ubicada en la calle Colón al 400 en la capital de Entre Ríos. De acuerdo a información policial, el cadáver estaba en posición decúbito ventral, tendido boca abajo y la cabeza de lado, y tenía las llaves en la mano. Presentaba secreción en la boca. Se investigan las causas de su muerte.

El fiscal Gonzalo Badano dio intervención al gabinete completo de criminalística, al médico policial y forense, y a la división homicidios de la Policía. Asimismo, dispuso la realización de la autopsia por parte del médico forense de Tribunales, Juan Bertozzi para extraerle muestrasa fin de ser analizadas.

El médico policial que intervino en el caso determinó de manera preliminar que el cuerpo de Carrasco no presentaba signos de violencia externa y especificó que la muerte se habría producido por una broncoaspiración.

En septiembre pasado fue condenado a nueve años de prisión por "abuso sexual con acceso carnal" a Otero por la jueza Ana Dieta de Herrero, a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 9 de Capital Federal, mientras que fue absuelto por otro hecho de abuso con denunciante anónima.

Durante el juicio el primero en tomar la palabra fue el propio Carrasco, que reiteró su inocencia. Nervioso, se levantó de su silla y aseguró que nunca "había tenido un problema" con las denunciantes. En esa misma línea, argumentó: "No soy un violador, la mera cuestión de la palabra me da vergüenza. Pude haber destratado a alguien, ser irrespetuoso, pero de ahí a cometer un delito. No soy una persona violenta, no he recibido en toda mi vida una denuncia por violencia y he convivido con cuatro chicas".

Aclaró que no iba a responder preguntas y en su descargo consideró que el proceso judicial se enmarcaba dentro de una "persecución política". Según su explicación al alejarse del kirchnerismo lo habían considerado un "traidor". Antes de retirarse a una sala contigua, por pedido de la querella, concluyó: "No fue mi intención engañar a nadie".

Una vez que Carrasco fue apartado a otro lugar fue el turno de Sofía. La joven, de 27 años, volvió a contar la pesadilla que sufrió en el departamento del acusado en febrero de 2013 cuando ambos habían acordado encontrarse para tener sexo. Sin embargo ese encuentro lejos estuvo de ser una relación consentida.

Relató que el periodista la penetró analmente sin su consentimiento y que la ignoró cuando empezó a gritarle y llorar del dolor. Detalló que minutos más tarde la obligó a practicarle sexo oral y para que no frenara le puso cocaína en la boca. En esa parte de su declaración, Carrasco intentó salir de la sala contigua y entrar a la principal.

La jueza le pidió a su abogado, Guillermo Vartorelli, que lo calmara y que "le explicara cómo son las cosas". Esta no sería la única vez que la magistrada le llamó la atención. Cuando el letrado intentó mostrar contradicciones en el testimonio de Sofía la magistrada le pidió que "preguntara bien". Después de Sofía, la segunda víctima -que pidió reserva de identidad-, declaró a solas: pidió que tanto el público como los periodistas salieran de la sala.

Según consta en el expediente la joven había denunciado una situación similar a la de Sofía: Carrasco la había obligado a practicarle sexo oral mientras estaban en su departamento de Palermo, en febrero de 2015. El juicio siguió con las declaraciones de dos miembros del Cuerpo Médico Forense. La psicóloga Adela Orgatti confirmó que en Sofía había detectado "un trastorno psicotraumático". Coincidió con este análisis el doctor José Luis Covelli, que habló de "trastorno postraumático de estrés crónico". Los peritos habían detallado en sus informes que las dos víctimas no presentaban signos de fabulación en sus denuncias.

En la segunda audiencia tras el cierre de los alegatos Carrasco aseguró ante el tribunal que "fue una relación consentida en todo momento", aunque recordó que "estaba borracho" y reconoció que "puede haber habido un destrato". "Me pude haber equivocado en el modo de hablar, pero en todo momento fue consentida. Le tuve que pedir que se vaya porque vino mi hermana, y por eso quiero pedir disculpas. Nada más", afirmó. Finalmente fue condenado a nueve años de prisión por la misma jueza que, en julio pasado, condenó al rockero Cristian Aldana a 22 años de prisión por "abuso sexual y corrupción de menores".