El planteo de Leandro Santoro es lógico: tratar de no generar grandes expectativas para el año que viene a pesar de que todo indica que será un año de repunte para la actividad económica en el mundo.

Y lo hace, a sabiendas de que los imponderables son muchos, y que siempre es preferible quedarse corto en los pronósticos positivos que exagerarlos.