Parece increíble ver a personas dispuestas a caminar directo al precipicio y que, a pesar de que se le advierta del peligro, no cambie la dirección.

Tal vez sea el hartazgo, la mística que le impuso a su campaña Javier Milei, o la ignorancia, pero nada lo representa mejor que este diálogo que tuvo el movilero de A24 con una mujer que estaba por subirse al colectivo.