No se le pide demasiado, solo ponerse en el lugar del otro, poner en discusión sus propias verdades cuando tantos le dicen que está equivocado.

Pero Javier Milei ha demostrado que su personalidad es distinta, que apuesta a ser el protagonista de una epopeya, un líder mesiánico que espera salirse con la suya.

Esto irritó a Pablo Ladaga en Duro de Domar, al ver tan poca sensibilidad en el mandatario, más dispuesto a burlarse de otros que otra cosa.