A Sergio Moro, quien se encuentra en Argentina donde participó de la reunión de la Fundación Libertad en la que apoyó a Patricia Bullrich, está marcado por haberle impedido a Lula Da Silva participar de las elecciones que consagraron a Jair Bolsonaro como presidente de Brasil en un claro acto de lawfare.

Como después se peleó con el propio Bolsonaro -habiendo sido parte de su Gabinete- quedó en un limbo en la política brasileña, marcada por la grieta.

Ahora llegó a la Argentina donde se lo presenta como un paladín de la anticorrupción y defensor de la libertad, pero Carlos Maslatón lo liquidó con un solo calificativo.