Sus argumentos fueron tan pobres que le dieron lástima hasta a Del Río, que lo entrevistaba en el canal de La Nación. Su ataque a los dirigentes de La Cámpora fue llamarlos ‘cachivaches’, aunque sin aclarar por qué se refería así de ellos.

Y para completarla, sacó pecho de su fortaleza física y amenazó con un enfrentamiento mano a mano, porque estaba acostumbrado a luchar contra “rusas de dos metros y 140 kilos” por lo que “no les tengo miedo" a los pibes de La Cámpora.