Mientras desde el macrismo hablan pestes de los gobernadores peronistas que logran ser reelegidos y hablan sin miedo de la perpetuidad en el poder, lograron romper la matrix al candidatear a Macarena Posse para la intendencia de San Isidro, cargo que en su familia parece hereditario.

Y es que la localidad de San Isidro está gobernada por un Posse desde 1958 sólo interrumpido por golpes militares.

El feudo de zona norte del conurbano es un caso atípico y la pregunta es si esa intendencia figura como un bien familiar.